Reconstruyen los ecosistemas del norte de África a donde llegaron los primeros homininos

El CENIEH participa en la investigación que ha permitido conocer por primera vez la diversidad ambiental de este entorno hace 2,4 millones de años cuando el paisaje estaba dominado por un ambiente árido con diversidad de hábitats y recursos, lo que pudo facilitar la ocupación de este territorio por los homininos

Alfonso Benito Calvo, geólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), forma parte del equipo internacional que acaba de publicar en la revista Nature Communications un artículo sobre los trabajos en el yacimiento de Guefaït-4 (Marruecos), que han permitido reconstruir el contexto ecológico del norte de África hace 2,5 millones de años. 

A través de los múltiples análisis realizados, este equipo de investigación multidisciplinar ha podido constatar que este territorio gozaba de una diversidad de ambientes donde dominaba un contexto ecológico árido, pero con zonas boscosas, humedales y espacios más abiertos. Esta información paleoecológica es muy importante para entender la evolución de los homininos del Plio-Plistoceno en el norte de África y entender sus capacidades adaptativas en los entornos cambiantes y cada vez más abiertos que encontramos en este período en el continente africano. 

Esta es la principal conclusión de este trabajo liderado por Iván Ramírez-Pedraza , investigador FI Agaur Grant en el IPHES-CERCA, en el que además del CENIEH han participado investigadores de la Universitat Rovira y Virgili (URV), Faculté de Sciences de la Université Mohammed 1º de Oujda (FSO, UMP), Max Planck Institut of Geoantrhopology, Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Bryant University (USA), Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC-Junta de Extremadura), Universidad de Iceland, Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), Universidad de Phillippines, Instituto National des Sciences de la Arqueología et du Patrimoine (INSAP) y de Histoire Naturelle del Homme Préhistorique (MNHN/CNRS/UPVD).

Modelo 3D de fotogrametría aérea del paisaje del yacimiento de Guefaït-4/Alfonso Benito Calvo

Según el autor principal del trabajo, “nuestros resultados ofrecen el primer marco ecológico conocido en el norte de África de donde, hasta ahora, no se disponían de datos robustos y bien acotados, a diferencia de otras partes del continente como, por ejemplo, este y sur”.

Estos datos se han obtenido aplicando diversas técnicas de análisis demostradas complementarias. Las principales han sido el análisis de los isótopos estables y el desgaste dental de los restos de fauna de grandes vertebrados recuperados en el yacimiento de Guefaït-4. 

Los estudios estratigráficos realizados en el CENIEH indican que el yacimiento se generó durante una fase más húmeda que favoreció la formación de lagunas

Por un lado, el estudio isotópico del esmalte dental proporciona información relacionada con el tipo de alimento ingerido y la temperatura del agua ingerida. Por otro lado, se ha realizado un análisis del microdesgaste dental que consiste en cuantificar una serie de marcas, como son las estrías y los agujeros, formadas en la superficie del diente durante el consumo de alimentos.

Junto a estos análisis, se han realizado también estudios polínicos, análisis de los isótopos de la cera de las plantas encontradas en los sedimentos, identificando las diferentes especies de micromamíferos, microcrustáceos y algas del yacimiento.

Expansión de los homininos 

Los estudios estratigráficos realizados en el CENIEH han puesto de manifiesto que el yacimiento se generó durante una fase más húmeda que favoreció la formación de lagunas al pie de las montañas, donde se acumularon fangos y carbonatos que permitieron la fosilización y preservación de los restos faunísticos.

Entre el Plioceno y el-Pleistoceno (límite Plio-Plistoceno), es cuando se produjo el inicio de las glaciaciones en el hemisferio norte y una tendencia global hacia la aridez. Gracias a este trabajo publicado, ahora se sabe que esta aridez también estaba presente a nivel local, pero que formaba parte de un ecosistema muy diverso. Este entorno mosaico regional, combinado con momentos de reverdecimiento del Sáhara durante el límite Plio-Plistoceno, podría haber facilitado la dispersión de comunidades de mamíferos (incluidos homininos) desde África central u oriental hacia el norte de África, ocupando ecosistemas con una disponibilidad de recursos similar a sus hábitats originales.

La evidencia de los primeros homininos en el norte de África está datada en torno al límite Plio-Plistoceno (en torno a los 2,5 millones de años) en el yacimiento de Ain Boucherit (Argelia). El contexto ecológico de esta primera población es una cuestión clave para entender las dispersiones de nuestros ancestros y otros mamíferos en estos territorios. “Si tenemos en cuenta la proximidad de Guefaït con Ain Boucherit, el conocimiento de la ecología de este territorio tan amplio nos puede proporcionar pistas sobre algunos de los recursos ecológicos que podrían haber tenido estos primeros homininos”, explica M. Gema Chacón, investigadora del IPHES-CERCA y codirectora del proyecto junto con el Dr. Robert Sala Ramos, profesor de la URV y de Hassan Aouraghe profesor de la UMP.

Un proyecto internacional

Desde el año 2006, la Cuenca de Aïn Beni Mathar-Guefaït es objeto de un proyecto de investigación que dirige Robert Sala Ramos y M. Gema Chacón, del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES-CERCA) y Hassan Aouraghe de la Faculté de Sciences de la Université Mohammed Premier de Oujda (Marruecos), cuyo objetivo principal de este proyecto es investigar los orígenes del poblamiento humano en el norte de África.

Este proyecto cuenta con la colaboración del gobierno de Jerada y de las autoridades locales de Aïn Beni Mathar i Guefaït y la Université Mohammed Premier de Oujda (Faculté de Sciences), el Ministère de la Jeunesse, de la Culture et de la Communication del Reino de Marruecos y el Instituto National des Sciences de l'Archéologie et du Patrimoine (INSAP), también de Marruecos. La investigación se ha llevado a cabo con la financiación de la Agencia Estatal de Investigación (Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades), programa CERCA (Generalitat de Catalunya), Fundación Palarq, Ministerio de Cultura y Deporte, Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, el programa María de Maeztu, (CEX2019-000945-M) y el apoyo de las actividades de los Grupos de Investigación (SGR) de la Generalidad de Cataluña, entre otros.