Dos científicos del CENIEH publican en la revista Journal of Human Evolution un artículo en el que se estima por primera vez la capacidad de carga de carnívoros en los ecosistemas del Pleistoceno europeo
Los científicos Jesús Rodríguez y Ana Mateos, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), acaban de publicar un artículo en la revista Journal of Human Evolution en el que se demuestra que la fauna de grandes carnívoros en Europa durante el Pleistoceno inferior y medio era extremadamente diversa, pero las densidades de población de estas especies tenían que ser muy bajas, especialmente en comparación con las densidades de población de sus análogos actuales en África.
En este artículo, titulado “Carrying capacity, carnivoran richness and hominin survival in Europe”, se analiza la biodiversidad de carnívoros y se compara con la productividad de los ecosistemas de la Europa, hace entre 500.000 y 1.600.000 años, y se estima por primera vez la capacidad de carga de carnívoros de los ecosistemas del Pleistoceno.
Para poder hacer este trabajo, los autores han tenido que crear sus propios mapas paleoclimáticos, y en función de los mismos estimar la cantidad de herbívoros (biomasa) que podían sostener los ecosistemas del sur de Europa en el Pleistoceno, es decir, su capacidad de carga, y a partir de ahí, determinar la densidad de carnívoros que se podría mantener de manera estable.
“Hemos aplicado reglas básicas del funcionamiento de los ecosistemas para descubrir cómo podría ser ese mundo de hace cientos de miles o millones de años. La producción vegetal, condicionada por el clima, limita la cantidad de herbívoros que puede haber en un ecosistema, y a su vez el número de carnívoros que puede sustentar un ecosistema depende de la cantidad de herbívoros”, explica Jesús Rodríguez.
Ventajas para los homínidos
El trabajo es una novedosa aproximación a los ecosistemas del Pleistoceno, pero sus implicaciones van más allá, y una de sus consecuencias más interesantes es que los primeros homínidos que llegaron a Europa, hace alrededor de un millón y medio de años, se encontraron con una situación muy diferente a la que podían haber tenido sus antepasados en África.
Y es que en Europa había una variedad y densidad de potenciales presas mucho menor, pero también una fauna de carnívoros, sus potenciales competidores y depredadores, tan diversa o más que la africana. “Sin embargo, esos predadores no eran tan abundantes como en las sabanas de las que provenían, por lo que las probabilidades de tener un mal encuentro con ellos eran mucho menores.”, señala Ana Mateos.
Esas peculiares condiciones ecológicas de los ecosistemas europeos pudieron suponer ventajas significativas para los primeros habitantes del continente, ya que el nicho humano no se solaparía completamente con otras especies. “De hecho, Homo no es, estrictamente, ni un carroñero ni un cazador exclusivo. Por tanto, consideramos que el oportunismo podría haber sido la estrategia con más éxito para la supervivencia", concluye Mateos.