El investigador del CENIEH Adrián Pablos es coautor de un trabajo que ofrece una metodología para asignar el sexo a fósiles de Homo sapiens y abre la posibilidad de aplicarlo a especies diferentes a la nuestra; además de en contextos forenses para la identificación de los individuos.
Adrián Pablos, científico del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), es coautor de una publicación reciente en la revista Archaeological and Anthropological Sciences encabezada por Carmen Alonso-Llamazares, de la Universidad de Oviedo, que ofrece nuevas fórmulas estadísticas para asignar el sexo a fósiles humanos del pie.
Gracias a este estudio se podrán obtener más datos sobre la paleobiología de las poblaciones humanas del pasado, y abre la posibilidad de utilizar la misma metodología para conocer cómo eran los representantes del género Homo de especies diferentes a la nuestra. Además también es aplicable en contextos forenses para la identificación de los individuos.
Normalmente, cuando se recuperan fósiles humanos aislados en los yacimientos es muy difícil asignarles el sexo. En el caso de los fósiles del pie se suele recurrir a fórmulas matemáticas basadas en poblaciones actuales, que permiten hacer una aproximación al sexo de los individuos fósiles partiendo del mayor tamaño de los hombres, de manera generalizada, respecto a las mujeres dentro de una misma población.
Pero como explica Adrian Pablos, “el problema es que existen grandes diferencias entre diferentes poblaciones que hacen que los resultados sean poco fiables cuando dichas formulas se aplican a una población distinta a la utilizada para calcular esas fórmulas matemáticas”.
Gracias a este estudio se podrán obtener más datos sobre la paleobiología de las poblaciones humanas del pasado
En este estudio se han calculado diversas fórmulas discriminantes utilizando huesos del pie, como son el astrágalo y el calcáneo, y para aportarle más solidez al método, se han testado dichas fórmulas con individuos de la misma población de donde derivan las fórmulas, y asimismo se han contrastado con fórmulas y datos de otras poblaciones diferentes.
“Posteriormente estás ecuaciones se han vuelto a poner a prueba con fósiles de sexo conocido para comprobar su fiabilidad. En aquellos casos en los que el porcentaje de fiabilidad era suficientemente alto se han aplicado esas fórmulas en fósiles de sexo desconocido, por lo que se ofrece una mayor robustez al método” comenta Carmen Alonso-Llamazares.