En busca de las hachas de mano de Valparaíso

El CENIEH forma parte del equipo encabezado por el arqueólogo Eudald Carbonell que ha descubierto en el yacimiento burgalés de Valparaíso medio centenar de estas herramientas de piedra, que permitirán analizar las relaciones tecnológicas de estos grupos humanos con los que ocuparon la sierra de Atapuerca hace medio millón de años

El geólogo Alfonso Benito Calvo, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), ha participado en la primera campaña de excavación del yacimiento de Valparaíso (Hortigüela, Burgos), financiada por la Fundación Palarq y la Fundación Atapuerca, en colaboración con la Universidad de Burgos, que ha permitido la recuperación de una colección de medio centenar de hachas de mano paleolíticas.

Este yacimiento se descubrió de forma casual cuando Gerardo López, vecino de la zona, puso en conocimiento del arqueólogo Eudald Carbonell la posible presencia de hachas de mano de piedra en las tierras circundantes. Tras reunir los permisos correspondientes, durante una semana, un equipo de diez investigadores encabezado por Carbonell ha abierto una superficie de 25 metros cuadrados para ver la potencia estratigráfica del yacimiento y poder tomar las muestras necesarias que permitan conocer la cronología de este lugar.

Durante la excavación, se han recuperado en total más de medio centenar de piezas talladas principalmente sobre cantos de cuarcita entre los que destacan varios bifaces, hendedores y lascas, así como algún triedro y núcleos para la obtención de lascas de gran formato. Este tipo de útiles de gran formato son herramientas de mano que nuestros antepasados empezaron a fabricar en Europa hace medio millón de años y que dieron origen al modo tecnológico II o achelense.

En nuestro continente esta tecnología de talla la comenzaron a desarrollar los preneandertales. El estudio de las huellas de uso de muchos de estos útiles achelenses ha puesto de manifiesto que una de las características de estos objetos es su polifuncionalidad, es decir que les servían para todo. Así una misma hacha de mano podía ser utilizada para descarnar un rinoceronte, para trabajar la madera o para recolectar fibras vegetales indistintamente.

Alfonso Benito Calvo en el yacimiento de Valparaíso

Alfonso Benito Calvo ha llevado a cabo el estudio geomorfológico y estratigráfico del yacimiento, identificando la secuencia cuaternaria in situ de donde proceden los restos arqueológico previamente estudiados en superficie. “Los restos se encuentran conservados en un depósito fluvial conservado entre los valles del río Arlanzón y el arroyo Valparaíso, que podrían ser de una cronología entorno a los 250.000 y 350.000 años, según los análisis ya realizados en el valle del río Arlanza”, comenta el geólogo del CENIEH.

Un estudio comparativo

El estudio del conjunto de herramientas de piedra de Valparaíso permitirá ahondar en los sistemas de fabricación de estos útiles y compararlas con otros conjuntos de estas características documentados en los yacimientos de Galería y Gran Dolina de la sierra de Atapuerca. Estos yacimientos apenas distan 32 km en línea recta del yacimiento de Valparaíso. Por este motivo el estudio comparativo de estos lugares permitirá conocer las relaciones tecnológicas entre los grupos cazadores y recolectores que ocuparon la sierra de Atapuerca y los que se desplazaron por la cuenca media y alta del río Arlanza.

La excavación de Valparaíso ha sido dirigida por Eudald Carbonell i Roura (catedrático de Prehistoria de la Universidad Roviri i Virgili, profesor colaborador honorífico en la Universidad de Burgos y vicepresidente de la Fundación Atapuerca), Marta Navazo Ruiz (profesora Titular de Prehistoria de la Universidad de Burgos), Alfonso Benito Calvo (investigador del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, CENIEH) y Francisco Javier García Vadillo (beneficiario de una ayuda económica para investigación de la Fundación Atapuerca).

Esta intervención arqueológica organizada por la Fundación Atapuerca y la Fundación Palarq ha sido posible gracias a la colaboración del Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Hortigüela.