La datación por series de uranio publicada en Science revela que las pinturas paleolíticas de la cueva cántabra de El Castillo tienen más de 40.000 años y abre el camino a la especulación sobre su autoría que podría atribuirse tanto a Homo sapiens como Homo neanderthalensis
El Dr. Dirk Hoffmann, investigador del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), forma parte del equipo de científicos liderado por el Dr. Alistair Pike de la Universidad de Bristol, Reino Unido, que acaba de ser portada en Science con un trabajo titulado “U-Series Dating of Paleolithic Art in 11 Caves in Spain”, que sitúa el arte rupestre más antiguo de Europa en la cueva cántabra El Castillo, con más de cuarenta mil años de antigüedad, utilizando el método de datación por series de uranio.
Este método ha permitido fechar de forma absoluta arte rupestre europeo, y es que como explica el Dr. Hoffmann responsable del laboratorio de Series de Uranio del CENIEH, a pesar de los grandes avances en las técnicas de datación, es extremadamente difícil determinar la edad de las finas capas de pigmentos halladas en las cuevas.
Por un lado, los métodos tradicionales, como la datación por radiocarbono, no funcionan donde no hay pigmento orgánico; y por otro lado, a menudo, los investigadores se limitan a reconstruir la cronología mediante la comparación de los estilos de las pinturas y, cuando es posible, relacionándolas con los restos humanos o artefactos encontrados en el entorno inmediato.
El arte rupestre se encuentra normalmente en terrenos carbonatados, donde se han desarrollado la mayoría de las cuevas en todo el mundo. Las estalagmitas, estalactitas y formaciones de calcita similares que crecen en estas cuevas, conocidos en su conjunto como espeleotemas, contienen pequeñas cantidades de uranio y por tanto son susceptibles de someterse a este método de datación, “el más eficaz con el que contamos para este tipo de materiales”, afirma el Dr. Hoffmann.
Otra ventaja fundamental de este técnica frente a otras es que no causa daños a las pinturas, “es más en muchos casos los materiales que recogemos una vez retirados permiten ver mejor los pigmentos. Podríamos decirse que las limpiamos”, añade este experto en la datación de espeleotemas.
“50 granos de arroz”
Una de las claves de la fiabilidad de los resultados publicados en este trabajo, que hoy aparece en la portada de Science, es que se ha logrado mejorar el procedimiento utilizado tanto desde un punto de vista cualitativo como cuantitativo. “Hemos conseguido muestras de tan solo 10 miligramos, no más grandes que un grano de arroz” señala el Dr. Hoffmann, que continúa explicando que en este tipo de entornos el material disponible es muy limitado, por lo que la reducción de tamaño para realizar análisis fiables supone una gran ventaja.
Además se ha perfeccionado la estrategia para la recogida de muestras, una actividad no solo laboriosa, ya que a veces requiere hasta dos horas de trabajo, sino sobre todo vital porque repercute directamente en la calidad del análisis posterior y los resultados consiguientes.
Finalmente, ha sido fundamental la gran cuantía de material analizado procedente de diferentes entornos: 50 muestras de 11 cuevas del norte de España, entre las que destacan las cuevas cántabras de El Castillo y Altamira y la cueva asturiana de Tito Bustillo, cantidad y variedad que garantizan que las dataciones obtenidas sean representativas.
Sapiens versus neandertal
Con arreglo a los resultados de ese proyecto financiado por el Consejo de Investigación Natural y Medioambiental de Reino Unido (NERC), el arte rupestre paleolítico comienza en Europa 10.000 años antes de lo que hasta ahora se había pensado, lo cual implica que las pinturas de las tres cuevas anteriormente mencionadas tuvieron que ser realizadas por los primeros humanos modernos que llegaron al continente europeo, o incluso podrían atribuirse a los neandertales.
Esta nueva datación, que abre el camino a la especulación sobre la autoría de las primeras pinturas rupestres, dado que las dos especies coexistieron en Europa, ha animado a todo el equipo científico a preparar un nuevo proyecto que incluya otras cuevas españolas así como de Francia, Italia y Portugal, “que solo será viable si conseguimos la financiación necesaria”, concluye este investigador alemán que lleva trabajando en el CENIEH desde el año 2009.