Halladas en Kenia herramientas que revelan 300.000 años de continuidad tecnológica olduvayense

CENIEH participa en un estudio sobre el yacimiento Namorotukunan, situado en la cuenca del lago Turkana, que revela que los primeros homininos mantuvieron una tradición estable de fabricación de herramientas líticas durante uno de los periodos más inestables del planeta

Mark J. Sier, geocronólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), participa en un estudio que se acaba de publicar en la revista Nature Communications por un equipo internacional que ha descubierto, en el yacimiento de Namorotukunan situado en la cuenca del lago Turkana (Kenia), uno de los conjuntos más antiguos y prolongados de herramientas de líticas del periodo Olduvayense temprano, con una cronología que abarca entre 2,44 y 2,75 y millones de años.

Los autores han documentado en este yacimiento una presencia continuada de fabricación de herramientas líticas. El análisis de dichas herramientas revela una sorprendente consistencia técnica y que hace 2,75 millones de años, los homininos ya dominaban la fabricación de utensilios de piedra afilados, lo que sugiere que el inicio del Olduvayense es más antiguo de lo que se pensaba. Estas herramientas consideradas las primeras ‘navajas suizas’ de la humanidad, fueron utilizadas para cortar, procesar alimentos y aprovechar recursos animales y vegetales. 

El hallazgo demuestra que los primeros homininos mantuvieron durante más de 300.000 años una tecnología estable de talla lítica, a pesar de enfrentarse a incendios forestales recurrentes, sequías y drásticos cambios ambientales. “Namorotukunan revela una historia extraordinaria de estabilidad conductual y continuidad cultural”, explica David R. Braun (Universidad George Washington / Instituto Max Planck), autor principal del estudio. “No se trata de una innovación puntual, sino de una tradición tecnológica de larga duración”. 

Por su parte Susana Carvalho (Parque Nacional de Gorongosa, Mozambique), coautora del estudio, señala que “estos resultados sugieren que el uso de herramientas pudo haber sido una adaptación generalizada entre los primeros primates humanos, transmitida de generación en generación”. 

Datación en el CENIEH

La datación, que se ha llevado a cabo en el Laboratorio de Arqueomagnetismo del CENIEH ha sido una parte fundamental de este estudio. “Hemos utilizado utilizó técnicas avanzadas de datación por cenizas volcánicas, señales magnéticas en sedimentos antiguos, análisis geoquímicos y restos microscópicos de plantas para reconstruir la evolución ambiental de la cuenca del Turkana. El resultado es un retrato detallado de la relación entre tecnología y clima en los orígenes de la humanidad”, señala Mark J. Sier, geocronólogo del CENIEH.

Mark Sier en la Laboratorio de Arqueomagnetismo/UCC+I CENIEH

Namorotukunan ofrece una ventana geológica única a un mundo en constante cambio, donde los ríos, los incendios y la aridez transformaban el paisaje una y otra vez. Pese a todo, los homininos conservaron su técnica, mostrando una resiliencia cultural profunda frente al entorno.

Trabajo en equipo

Este estudio ha sido liderado por un consorcio de arqueólogos, geólogos y paleoantropólogos de instituciones de Kenia, Etiopía, Estados Unidos, Brasil, Alemania, India, Países Bajos, Portugal, Rumanía, España, Sudáfrica y Reino Unido.  El trabajo de campo se desarrolló bajo la supervisión de los Museos Nacionales de Kenia y con el apoyo de las comunidades locales de Daasanach e Ileret. 

La investigación ha contado con el apoyo de la National Science Foundation (NSF) de Estados Unidos, la Leakey Foundation, el Palaeontological Scientific Trust (PAST), el Consejo de Investigación de los Países Bajos (NWO), la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de São Paulo (FAPESP), el Museo Americano de Historia Natural y la Autoridad Nacional Rumana de Investigación Científica (PNRR).