Nuevos hallazgos arrojan luz sobre el origen de la posición erecta en los antepasados humanos

El CENIEH participa en un estudio  sobre un esqueleto femenino incompleto de 4,5 millones de años de antigüedad del antepasado humano Ardipithecus ramidus, descubierto en el yacimiento de Gona, en Etiopía, que aporta indicios de una mayor dependencia de la bipedestación que la sugerida hasta ahora

El rasgo distintivo más antiguo entre los humanos y nuestros primos simios es nuestra capacidad de caminar sobre dos piernas: una característica conocida como bipedestación. Entre los mamíferos, solo los humanos y nuestros antepasados son capaces de realizar este atípico acto de equilibrio. Una nueva investigación liderada por la Universidad Case Western Reserve, y con la participación del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), proporciona pruebas de una mayor dependencia del bipedismo terrestre por parte de un antepasado humano que la sugerida previamente en el registro fósil.

Para este estudio, que se acaba de publicar en la revista Journal of Human Evolution,  se analizó un esqueleto femenino fragmentado de 4,5 millones de años de antigüedad del antepasado humano Ardipithecus ramidus, descubierto en el yacimiento de Gona, en la región de Afar de Etiopía.

Los fósiles recién analizados documentan una adaptación mayor, aunque lejos de ser perfecta, a la bipedestación en el tobillo y en el dedo gordo del pie de lo que se aceptaba anteriormente. “Nuestra investigación muestra que, aunque el Ardipithecus era un bípedo pésimo, era algo mejor de lo que pensábamos hasta ahora”, comenta el autor principal del artículo Scott W. Simpson

Los fósiles de esta época son escasos y representan un período poco conocido de la evolución humana. Al documentar con mayor exhaustividad la función de la cadera, el tobillo y el pie en la locomoción del Ardipithecus, este análisis ayuda a esclarecer la comprensión actual de la sincronización, el contexto y los detalles anatómicos de la bipedestación primitiva.

El hecho de que el Ardipithecus pudiera caminar erguido lo perfila como una figura de transición fundamental en nuestro linaje humano

Los estudios previos de otros fósiles de Ardipithecus demostraron que era capaz de adoptar la bipedación terrestre, así como de trepar a los árboles, pero que carecía de las especializaciones anatómicas observadas en el fósil de Gona examinado por los investigadores.

Un pie en transición

La clave para la adaptación de la bipedestación son los cambios en las extremidades inferiores. Por ejemplo, a diferencia de los monos y simios, el dedo gordo del pie humano es paralelo a los demás dedos, lo que permite que el pie funcione como palanca propulsora al caminar. Mientras que el Ardipithecus tenía un dedo gordo del pie desplazado que le era útil para trepar a los árboles, el análisis de Simpson revela que también usaba este dedo para impulsarse hacia delante, demostrando una adaptación mixta y transitoria al bipedismo terrestre.

En particular, los investigadores examinaron la zona de las articulaciones entre el arco del pie y el dedo gordo, lo que les permitió reconstruir la amplitud de movimiento del pie. A pesar de que no se ha conservado el cartílago articular fósil del Ardipithecus, la superficie del hueso presenta una textura característica que demuestra que alguna vez estuvo cubierto por cartílago. Este indicio del cartílago muestra que el dedo gordo del pie se usaba de una forma más parecida a la humana para empujar.

“Se trata de un pie en transición, ya que muestra características físicas primitivas para trepar a los árboles, pero también un uso más humano del pie para caminar erguido». Asimismo, cuando los chimpancés están de pie, sus rodillas se encuentran desplazadas con respecto al tobillo, es decir, sus piernas están arqueadas. Cuando los humanos están de pie, las rodillas se hallan justo encima del tobillo, característica que se ha encontrado también en el fósil de Ardipithecus.

El nuevo análisis señala así una serie de adaptaciones surgidas durante la transición a la forma de caminar del humano moderno. “El hecho de que el Ardipithecus pudiera caminar erguido, aunque de modo imperfecto, y escapar por los árboles lo perfila como una figura de transición fundamental en nuestro linaje humano”, afirma Simpson.

Proyecto Gona

El proyecto Gona lleva a cabo una investigación desde 1999. La zona del yacimiento se encuentra en la parte de la Depresión de Afar del Rift de África Oriental, y sus sedimentos colmados de fósiles abarcan los últimos 6,3 millones de años. Gona es más conocida por documentar las primeras pruebas de la tecnología olduvayense de herramientas líticas.

Los primeros fósiles de Ardipithecus ramidus en Gona fueron descubiertos en 1999 y descritos en la revista Nature en 2005. En Gona también se ha encontrado uno de los primeros antepasados fósiles humanos conocidos, que data de 6,3 millones de años.

Este Proyecto está codirigido por el doctor Sileshi Semaw, investigador del CENIEH, y el doctor Michael Rogers, de la Universidad Southern Connecticut State. La investigación geológica y contextual que sirvió de base para la investigación actual fue dirigida por Naomi Levin, de la Universidad de Michigan, y Jay Quade, de la Universidad de Arizona.