El investigador del CENIEH Emiliano Bruner publica en la revista American Journal of Human Biology un artículo que trata de arrojar luz sobre los mecanismos de termorregulación del cerebro humano
El Dr Emiliano Bruner, responsable del Laboratorio de Paleoneurobiología del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) propone una técnica de análisis de la distribución del calor de la cavidad craneal en función de la forma del cerebro en un trabajo que con el título de “Quantifying patterns of endocranial heat distribution: Brain geometry and thermoregulation” se acaba de publicar en la revista American Journal of Human Biology para tratar de arrojar luz sobre los mecanismos de termorregulación cerebral.
Y es que a pesar de la importancia de la gestión energética de nuestro cerebro, todavía se desconocen los mecanismos de regulación de su temperatura y aún existen muchas discrepancias acerca de la capacidad de refrigeración selectiva del volumen cerebral. Como explica en este artículo el Dr. Bruner, se presume que arterias y venas tienen un papel importante, pero los datos son escasos y las teorías muy especulativas, y “aunque suponemos que el sistema vascular es el componente principal responsable de la termorregulación, la geometría del cerebro también es determinante en el patrón de distribución de calor”.
Este problema también se ha discutido en la evolución humana y la Paleoneurología, disciplina de la que el Dr. Bruner es un especialista, especulando sobre los posibles cambios asociados con la encefalización de los homínidos. En los fósiles, la única información que queda sobre el cerebro es su forma geométrica, que hoy en día se puede reconstruir con técnicas de anatomía digital utilizando recursos biomédicos como la tomografía computada.
Y en este trabajo mediante simulaciones numéricas y moldes endocraneales, se presenta un método de cuantificación de las diferencias entre especies, utilizando como caso-estudio humanos modernos y chimpancés. El Dr. Bruner concluye afirmando que “aunque la regulación de la temperatura cerebral dependa de muchos factores fisiológicos que no se pueden investigar en los fósiles, éste método permite por lo menos analizar cómo y cuánto ha podido influir en éste proceso el cambio de la geometría cerebral a lo largo de la evolución humana”.