El investigador del CENIEH Emiliano Bruner ha participado en un estudio, publicado en la revista Anthropological Science, en el que se propone medir la distribución del espesor de la bóveda craneal de muestras arqueológicas con el calibre Hacklinger, una herramienta que utilizan los lutieres para verificar el grosor de violines y guitarras.
La calidad del sonido de los instrumentos de cuerda depende de muchos factores, incluido el grosor de la madera que forma la caja de resonancia. Debido a la arquitectura complicada (y delicada) de un instrumento musical, medir ese grosor puede ser muy complejo.
El calibre Hacklinger es un dispositivo capaz de medir una distancia en virtud de un campo magnético. Sin duda, se trata de una herramienta muy útil para los músicos pero también lo puedo ser para los antropólogos como alternativa a la tomografía computarizada, según este estudio liderado por Irene del Olmo, del Laboratorio de Poblaciones del Pasado, de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
Como explica Emiliano Bruner, “la tomografía computarizada es una técnica sin parangón para medir el grosor craneal, pero es muy costosa, y requiere tiempo y mucha organización, además no siempre es fácil de emplear en colecciones de museos, mientras que el calibre Hacklinger es barato y portátil”.