El cráneo más pequeño de Homo erectus de África junto con distintas herramientas líticas hallados en el yacimiento etíope de Gona, demuestran que los antepasados de los humanos modernos eran más diversos de lo que se pensaba, tanto desde el punto de vista físico como conductual
El arqueólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) Sileshi Semaw y Michael Rogers, de la Southern Connecticut State University (EE.UU.), junto con su equipo de investigación, acaban de publicar en la revista Science Advances un artículo que sugiere el uso prolongado y simultáneo de las tecnologías Olduvayense y Achelense por una sola y longeva especie, Homo erectus. En este artículo se han estudiado dos cráneos atribuidos a dicha especie, hallados en el yacimiento etíope de Gona, situado en el triángulo de Afar, que se asocian a la fabricación de herramientas líticas sencillas, como las de tipo olduvayense (modo 1), y más complejas, como las de tipo achelense (modo 2).
Se trata de un cráneo casi completo recuperado en la zona norte del río Dana Aoule (DAN-5), cuya antigüedad se estima en 1,5 millones de años, y de un cráneo incompleto de hace 1,26 millones de años descubierto en el norte del río Busidima (BSN-12) a 5,7 km de distancia. El cráneo incompleto de BSN-12 es grande y resistente (similar al OH9 de la Garganta de Olduvai, Tanzania), mientras que el cráneo de DAN-5 es más pequeño y flexible, “lo que nos sugiere que Homo erectus era con seguridad una especie con dimorfismo sexual”, señala Sileshi Semaw.
Cabe destacar que el cráneo de DAN-5 presenta el menor volumen endocraneal que se ha registrado sobre Homo erectus en África, con aproximadamente 590 cm3, y correspondería probablemente a una hembra. Este mismo cráneo muestra similitudes con otros ejemplares pequeños que se encontraron en el yacimiento de Dmanisi (República de Georgia) con una antigüedad de 1,8 millones de años.
Scott Simpson (Museo de Historia Natural de Cleveland, EE.UU.), coautor del estudio, comenta que “en casi 130 años desde el descubrimiento original de Java se han recuperado especímenes de Homo erectus en muchos yacimientos de toda Eurasia y África. Los nuevos vestigios de la zona de Gona estudiada son prueba de un grado de diversidad biológica en África que no se había visto hasta ahora, sobre todo la reducida talla del cráneo de DAN-5. El cráneo incompleto de BSN-12 también acredita la relación entre los fósiles africanos y del este de Asia que, a su vez, demuestra lo prolífica que era esta especie”.
Esta diferencia fisonómica se ve reflejada en las tecnologías que presentan los artefactos líticos que se han encontrado junto a ambos cráneos. En lugar de hallar los habituales picos o hachas grandes (utensilios distintivos de Homo erectus), el equipo de Gona se topó con bifaces bien elaborados además de multitud de herramientas y puntas romas olduvayenses menos complejas. “Todo esto apunta a que Homo erectus contaba con cierto grado de plasticidad cultural o conductual que todavía no se ha llegado a desgranar”, declara Michael Rogers.
Contexto ambiental y alimentación carnívora
Los grupos de Homo erectus que elaboraban herramientas en ambos yacimientos habitaban cerca de ríos primitivos, en entornos con bosques de ribera adyacentes a espacios abiertos, y poseían una dieta predominante de vegetales y animales herbívoros o, de forma alternativa, una alimentación omnívora de amplio espectro.
A pesar de que fueron hallados abundantes fósiles de fauna en BSN-12, no se identificaron marcas de cortes ni huesos golpeados por piedras. En DAN-5 se desenterró una falange de elefante con marcas provocadas por herramientas de piedra, y un hueso de la pata de un antílope pequeño presentaba una incisión por golpe, lo que significa que descuartizaban a grandes y pequeños mamíferos, aunque de momento no se sabe si cazaban a sus presas o eran carroñeros.
Trascendencia del estudio
Es una opinión generalizada que los primeros individuos del género Homo (p. ej., Homo habilis) fueron responsables de la invención de utensilios sencillos de piedra, la Industria Olduvayense, pero con la aparición del Homo erectus hace entre 1,8 y 1,7 millones de años, surgió en África una nueva tecnología de industria lítica llamada Achelense, con grandes instrumentos de corte, como bifaces, con una forma más funcional. Sin embargo, no se han esclarecido todavía las causas, el momento y la naturaleza de esta importante transición hacia el Achelenses hace 1,7 millones de años, y es un tema de debate entre los arqueólogos.
Este estudio llevado a cabo en DAN-5 y BSN-12 ha demostrado de forma evidente que la tecnología olduvayense perduró tras la aparición de los instrumentos achelenses, lo que indica que existía una flexibilidad conductual concreta y una complejidad cultural inherente en Homo erectus, rasgo que no se comprendía ni apreciaba en Paleoantropología.
Como explica Sileshi Semaw, “aunque la mayoría de los investigadores de este campo considera que los útiles achelenses desbancaron a las primitivas herramientas olduvayenses primitivas tras 1,7 millones de años, nuestro estudio demuestra que la industria de modo 1 permaneció inmutable durante todo el Paleolítico. Por su parte Michael Rogers añade que “la mera idea de que una única especie homínida sea responsable de una tecnología de herramientas no se sustenta. La historia evolutiva de los humanos es más complicada”.
Las evidencias de Gona sugieren un uso prolongado y simultáneo de ambas tecnologías por una sola y longeva especie, Homo erectus
Es importante tener en cuenta que los primeros homínidos que emigraron desde África lo hicieron con tecnología olduvayense, y consiguieron llegar hasta Dmanisi, hace 1,8 millones de años. Es probable que fuera entonces cuando Homo erectus, que continuó su evolución en África, inventara las herramientas achelenses. “Sigue siendo posible que los descendientes de aquellos homínidos que migraron con anterioridad al Cáucaso pudieron haber regresado, aunque otros estudios sostienen que grupos de Homo erectus evolucionaron en Asia y luego volvieron al continente africano”, declara Semaw.
Es interesante que, además de los cráneos encontrados en DAN-5 y BSN-12, los de Buia (en Eritrea) y Daka (en Awash medio, Etiopía) sean los únicos dos ejemplares craneales de Homo erectus que se conocen en toda la región de Afar que correspondan al intervalo de tiempo crítico de hace 1,5 y 1 millón de años. Konso es el otro único yacimiento etíope donde se han recuperado restos de Homo erectus (sur de Etiopía), y el equipo de Gona ya presentó la primera pelvis femenina conocida de esta especie, con una antigüedad aproximada de 1 millón de años.
Por consiguiente, el descubrimiento de DAN-5 es poco común, y se necesitarían más homínidos vinculados con artefactos líticos (de hace 2 y 0,5 millones de años) para comprender todos los pormenores de la tecnología, la fisiología, el desplazamiento intercontinental, etc. de Homo erectus.
Algunos expertos argumentan que varias especies homínidas de África pueden haber sido responsables de las dos tecnologías líticas contemporáneas, Olduvayense y Achelense. Por el contrario, las evidencias de Gona sugieren un uso prolongado y simultáneo de ambas tecnologías por una sola y longeva especie, el Homo erectus, cuya expresión variable hace merecer la continuación del estudio. En este sentido Michael Rogers afirma que “uno de los desafíos que se presentará en el futuro será comprender cuáles son los atributos de las herramientas líticas que se transmitieron en la tradición cultural y cuáles sería más probable que cada grupo de homínidos reinventara».
Yacimientos de Gona
Estos yacimientos están situados en el triángulo de Afar, en Etiopía, junto a las conocidas áreas de estudio de Hadar y Awash medio, donde se encontraron respectivamente los famosos esqueletos de Ardi y Lucy. Se distribuyen en un área amplia de sedimentos lacustres y fluviales (aprox. 500 km2). Gran parte de la zona de estudio al este y al sur contiene depósitos de industria lítica y restos fósiles del Pleistoceno inferior y medio.
El equipo de investigación que lidera Sileshi Semaw lleva estudiando estos yacimientos desde 1999. En el primer año, N. Toth (Stone Age Institute, Universidad de Indiana, EE.UU.) descubrió el cráneo incompleto en BSN-12. Un año más tarde, en 2000, el fallecido colaborador local de Afar, Ibrahim Habib, encontró el cráneo de DAN-5 en un camino destinado al tránsito de camellos.