El CENIEH contribuye a la caracterización del uso de bolas de piedra con forma esférica para extraer médula ósea en el yacimiento israelí de Qesem Cave, a través del análisis de huellas de uso y la detección de residuos de hueso y grasa
Ruth Blasco, investigadora en Tafonomía del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), ha participado en un estudio publicado recientemente en la revista PLOS ONE, sobre uno de los posibles usos de los esferoides o bolas de piedra hallados en el yacimiento del Paleolítico Inferior de Qesem Cave, en Israel, a través de un enfoque multidisciplinar que involucra tanto análisis tecnológicos y de huellas de uso y residuos, como series experimentales de fracturación ósea utilizando la percusión.
El tipo de desgaste y los abundantes residuos de hueso y grasa encontrados en diez esferoides del yacimiento sugieren una evidencia directa del uso de estas herramientas para machacar huesos frescos mediante percusión. Los resultados experimentales del estudio muestran además que la morfología y las características de las réplicas de los esferoides son adecuadas para la extracción de médula ósea proporcionando manejos cómodos y áreas activas útiles para un uso repetido.
Muchos de los artefactos analizados poseen una pátina visible que indica que su uso en la fracturación ósea en el yacimiento de Qesem fue posterior a su configuración. El reciclado de piezas líticas es una actividad frecuente en el yacimiento, y en este caso en particular, podría sugerir la recolección de artefactos en otros puntos del territorio, muy probablemente en yacimientos más antiguos dentro del complejo Achelense del Paleolítico inferior del Levante, como ya se ha documentado previamente en estudios anteriores.
“Los resultados de este trabajo se refieren por tanto sólo a las fases finales de la vida de estos artefactos esféricos, y no a su función original relacionada con su configuración”, señala Ruth Blasco.
El misterio de las bolas de piedra
La presencia de esferoides o bolas de piedra se ha documentado desde hace aproximadamente 2 millones de años en muchos yacimientos del Paleolítico inferior de África, Asia y Europa. Su presencia ha atraído a la vez que desconcertado a muchos investigadores, ya que, a pesar de que muchos trabajos se han centrado en su análisis, todavía hoy están a debate cuestiones relacionadas con su definición tipológica, su forma y posible funcionalidad.
“La presencia de esferoides en Qesem Cave con una cronología de entre 200.000 y 400.000 años, supone la última aparición de este tipo de artefactos en el Paleolítico Inferior de Oriente Próximo y representa el final de una larga tradición de más de dos millones de años de su producción y uso”, explica Ruth Blasco.
En la actualidad, básicamente existen dos líneas de interpretación opuestas. La primera defiende estas bolas como productos finales de un proceso de conformación preconcebido para su uso como piedras arrojadizas en la captura de animales o como herramientas para machacar alimentos. La segunda línea interpreta estos elementos no como herramientas predeterminadas sino como subproductos de secuencias tecnológicas o funcionales específicas previas: núcleos agotados, percutores, etc.
“Sin embargo, y a pesar de la intensidad de los trabajos centrados en los esferoides, todavía no se ha llegado a un consenso sobre su finalidad, y su función sigue siendo ambigua”, afirma Ruth Blasco.
En este artículo, además del CENIEH, han participado investigadores de la Universidad de Tel Aviv (Israel), la Universidad de la Sapienza di Roma (Italia), la Universidad de Newcastle (Reino Unido), la Universidad Autónoma de Madrid y la Universitat Rovira i Virgili-IPHES de Tarragona.